Muchos de nosotros estamos en la dura pero hermosa etapa de educar a un hijo. Algunos tenemos pequeñines que, a base de discursos y halagos, los encaminamos hacia lo que consideramos correcto para ellos. Otros gozamos de la presencia (y algunas pequeñas ausencias) de algún adolescente que requiere más que solo una simple explicación para siquiera tomar en cuenta nuestro punto de vista. En fin, formamos parte de la inmensa estadística conformada por padres de familia.
Ahora bien, además de traer puesta una camiseta que nos identifica como “papas trabajando”, deberíamos adicionarle estas palabras a la camiseta...”papas trabajando con jóvenes atletas”, que tal?
Mucha gente piensa que ser papas de atletas es mas sencillo que ser papas de chicos que se dediquen a otras actividades, pero ustedes no me dejaran mentir, es igualmente difícil y, a veces, más.
Por principio nuestras vacaciones, paseos, inversiones, pensamientos y, a veces, nuestra literatura gira en torno al deporte elegido por nuestro hijo. Nos vamos convirtiendo en su grupo de apoyo más cercano, fiel y a sus pies.
Pero que pasa cuando nuestro hijo comete alguna falta en la escuela ?
Cuando comete algún error importante en casa de sus abuelos o con sus primos? Cuando sobrepasa los límites “tolerables” de reacciones emocionales en algún partido, entrenamiento o exhibición ? O cuando no cumple correctamente con sus obligaciones escolares ?
Algunos de nosotros creemos que debemos castigarlos con “ lo que más les duela” para que así entiendan que hicieron mal y rectifiquen su conducta y modo de pensar. Otros entendemos como al quitarle a nuestro hijo lo que mas le guste apreciara lo que perdió a causa de sus acciones. Todo gira en privarlos de algo valioso para ellos y así sancionarlos. Pero estamos sancionando lo que debe ser y con lo que realmente brinde algún resultado positivo ?
He sido testigo, desafortunadamente, de muchos casos en que los papas eligen la actividad deportiva como un medio para sancionar a su hijo, para privarlo de algo que él realmente valora. Pero es esta una solución adecuada?
Primero debemos precisar cual ha sido la falta que cometió nuestro pequeño. Debemos de ser capaces de precisar si fue una falta de respeto, una falta de compromiso de su parte, una falta de responsabilidad, una falta hacia alguna autoridad, etc. No olvidemos también analizar la situación que lo empujó a actuar de esa manera pues muchas veces ciertos factores emocionales se ven involucrados en estos temas.
Segundo ubiquemos en donde ocurrió, si fue en el colegio, en alguna fiesta de compañeritos, si se presentó durante los exámenes del colegio, si transcurrió durante algún partido, o en entrenamiento, etc. También conozcamos en presencia de quienes se comportó de esa manera y bajo que circunstancias.
Tercero investiguemos la gravedad y consecuencias que tendrá dicha acción por parte de nuestro hijo; así como si existen opciones para de alguna manera “manejar” las repercusiones. Por ejemplo, cursos propedéuticos, cambio temporal de grupo, trabajo extra, cita directamente para ofrecer disculpas con la autoridad (maestro, instructor, etc), reposición de material, etc.
Ahora si, con estos elementos a la mano podemos decidir de una manera mas apegada a la realidad que hacer con éste problemita que tenemos enfrente.
Recuerden que los límites y valores familiares deben estar siempre presentes aun cuando tengamos en casa al próximo medallista olímpico.
Bien con esto en mente les sugiero lo siguiente:
· Si nuestro hijo cometió una falta fuera del ambiente deportivo soy de la firme idea que debe ser sancionado pero sin abarcar su actividad como atleta. ¿Por qué? Pues porque todo niño o joven necesita de un espacio donde pueda ejercitarse física y mentalmente sin contar el colegio. Requieren de “descargar” esa energía diaria y requieren, también, la convivencia con sus compañeros. Además no me imagino a un prepúber o adolescente varias tardes en casa cuando no esta acostumbrado ...imagínense a nosotros mismos bajo las mismas circunstancias y además acompañándolo!
Podemos pensar en otro tipo de sanciones. Por ejemplo las salidas con sus amigos, el dinero para que gasten en la tienda del colegio, los “domingos”, algún juguete nuevo o salida a comer fuera de casa, el internet junto con el “chat”, alguna mascota nueva, tiempo extra al terminar su entrenamiento en el cual se queda a jugar y platicar con sus amigos del equipo, etc.
· Ahora bien, si la infracción fue cometida en el medio del deporte entonces hagamos otro análisis. Si fue bajo la supervisión del entrenador, le sugiero apegarse a lo que él decida y platicarlo ustedes dos para saber si habrá alguna consecuencia fuera del entrenamiento donde usted participe (reposición de material por ejemplo) o como apoyo desde el hogar que puede ser hablar con su hijo sobre el tema, buscar ayuda con alguna especialista, averiguar su situación también en el colegio, etc. Recuerde que mientras está entrenando la autoridad es el coach, capitán o maestro y debemos apegarnos a lo que él decida y apoyarlo.
· Por último, si cometió la falta durante algún torneo o competencia entonces debemos tomar en cuenta otras circunstancias. Generalmente contamos con el apoyo y guía de directivos durante tales eventos así que ellos serán los que nos indiquen a que se ha hecho acreedor nuestro hijo. Por ejemplo en tenis tenemos a los árbitros, árbitro ambulante o al principal contando con la mesa de registro. En fútbol también tenemos una figura de autoridad que es el árbitro así como en tae kwon do contamos con los sinodales y jueces para guiarnos y dirigir los encuentros. Y también considero apropiado el comentar esta situación con el entrenador responsable de nuestro hijo para ponerlo al tanto y formar un equipo y trabajar apoyando al pequeño.
· Por último y no menos importante...las faltas que se llegan a cometer y que no ameritan ninguna llamada de atención por parte de las autoridades. Me refiero a cuando nuestro hijo azota su raqueta o “vuela” una bola y no hay árbitro o no le llama la atención. Cuando al terminar de jugar no le da la mano a su contrincante o lo llega a insultar durante el partido o fuera de éste. Cuando nuestro hijo bolichista tampoco le da la mano a sus compañeros de mesa o patea la maleta. Y así podría seguirme con muchos ejemplos pero lo que cabe destacar es que éstas faltas también merecen sanción y si no es por alguna autoridad o entrenador, nosotros debemos de hacer algo al respecto.
Recuerden que debemos tomar en cuenta la gravedad de tales acciones, la situación circunstancial, la frecuencia, la edad de nuestro hijo, etc. No olvidemos que aunque sean atletas y muchos de alto rendimiento, siguen estando bajo nuestra custodia y es nuestra obligación formarlos para que lleguen a ser adultos sanos y capaces de ser felices. No perdamos nuestras prioridades como padres de familia a cambio de algún ranking, medalla, selección o prestigio deportivo y tomemos al deporte como lo que es: una privilegiada experiencia para seguir creciendo todos juntos.
Publicado en www.fmt.com.mx
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